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  DANIELA CASTELLO
 

DANIELA CASTELLO

       ¿Qué tal? ¿Cómo está usted? ¿Bien? ¿Cómo estás vos? ¿Bien? Bueno, este relato de hoy es un relato distinto. Creo que nunca en el transcurso del tiempo que hemos estado en esta radio, Radio Red Azul, tu radio, hemos hecho un comentario de este tipo, Hoy vamos a hacer uno de este tipo. En la calle está un libro que se llama “Castello”, escrito por sus hijas, por las hijas de Adolfo Castello. Pero sin embargo no me voy a referir al libro, que dicen que es bueno, que está muy bien narrado. Voy a tratar de mostrar al hombre, al periodista, al padre, al amigo, con sus fallas, sus alegrías, sus defectos, sus virtudes. Me voy a referir a que, (no sé si usted se enteró) que su hija, Daniela Castello, también falleció. Mujer joven, muy joven. De un accidente cerebrovascular falleció. Y es realmente una pena, porque era una notable periodista, que estaba en un momento de una gran plenitud de su ejercicio profesional. Límpida, translúcida, valiente, pero valiente de una valentía antonomásica. Donada, generosa, pícara cuando quería. Emotiva. Emotiva de emocionarse y llorar al aire. No todos los días. Cuando una cosa muy impresionante la shockeaba. Con un programa en Radio Nacional, tenía otros en Radio Nacional Rock, en Radio Nacional AM 870 que se llamaba “No se lo digas a nadie”. Que era sencillamente antológico, y dentro de lo antológico, su editorial, que es una maravilla.

         Daniela Castello se fue ganando el corazón de la gente. Y yo un día, que la conocía de haberla visto en algunos programas, en producción, en preproducción, etcétera, la fui a ver a la radio. Le regalé unas macanitas, la saludé, charlé con ella, me quedé escuchando el programa en vivo, y después me fui. Me convencí más aún que el equipo era infernal y que ella era extraordinaria. Daniela no está físicamente. Entre en su blog noselodigasanadieblogspot.com.ar y escuche esos increíbles, extraordinarios editoriales. Si todo el programa era bueno, los editoriales eran asombrosos. Y de una generosidad, una valentía, una fuerza imponderables. La vamos a extrañar, Daniela. Y mucho. Pero va a estar decididamente siempre entre nosotros.

         Esas voces inclaudicables nunca desaparecen. Esas voces lúcidas, esas voces valientes, esas voces que esclarecen, no desaparecen. Y ahora la tecnología nos permite que estén cerca nuestro. Por eso le digo, entre en su blog, entre en sus grupos de amigos, y si puede dejarle un mensaje, si le tiene algún cariño a Castello padre, y a Carla y a Daniela, sus hijas, por favor, deje un mensaje. Se lo pido con todo respeto. Otro día le paso a contar…otro relato.

 
 
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