BEROMAMA II
¿Qué tal ¿Cómo le va? ¿Cómo está usted? ¿Bien? Bueno, me alegro ¿Vos? ¿Vos cómo andás? También bien. Bueno, mejor así. Ponéle fuerza al juego, dale negro. O vos, ponéle fuerza al juego, petisa, no te quedes. Que hay muchas cosas lindas para aprender y para hacer.
Bueno, te comentaba la historia de ese club que se llamaba Beromama, que se llama Beromama, que virtualmente un día se paraliza, pierde su sede, empieza a perder socios, hasta que al final desaparece como club. Pero no desaparece la pasión. Y cada vez que un grupo de uno, dos, tres, se encontraban, se decían “qué lástima el club, con tantos años, se hizo con tanto esfuerzo, a pulmón, quién sabe nunca fuimos los mejores ni mucho menos, pero había pasión y nos respetaban, nos querían.
Sí mucha gente se acuerda de tal club, de tal otro.” Hasta que alguien dice “¿Y si nos volvemos a juntar?” “¿Vos estás loco? ¿Si han pasado una pila de años cómo nos vamos a volver a juntar?” Pues se vuelven a juntar ¿Cómo hacer para volver a juntarse allá por la década del 80? No había todavía internet, no había teléfono celular, no había correo electrónico. Por teléfono. Hay que conseguir los teléfonos. Algunos tenían. Hicieron como un pequeño grupito. Empezaron a reunir cierta gente. Pero eran muy pocos ¿Cómo reunir a la gente del grueso de Beromama? Bueno, debe de ser uno de los pocos casos en el país en donde se puso un aviso en el diario para decir que todo integrante de aquel club que se llamaba Beromama, que se quisiera juntar a charlar, para ver las posibilidades de que el club siguiera adelante, se juntara. Ponen el aviso y ¡Oh, sorpresa! No es que va una multitud, pero va una cantidad de gente que jugó en ese club. Y empiezan a pensar la idea de “volvamos a hacerlo, volvamos a refundar el club”.
Bueno ¿Cómo siguió la historia. Consiguieron el lugar. Se tuvieron que ir hasta González Catán. De Liniers a González Catán hay un viaje. Nada que ver con su ámbito histórico. Nada que ver con sus barrios básicos históricos. Pero no les importaba un cuerno todo esto. Les importó su amor a un deporte, a su club, a su camiseta, y a la labor formativa, recreativa, de promoción, que también en un club de cualquier deporte, y de rugby por qué no, puede dar. Beromama.
Termina la historia con que el año pasado, en diciembre, a fin de año, festejó su aniversario. Y lo festejó en su sede, allá en González Catán. Promoviendo el rugby entre chicos muy humildes. Fomentando el rugby limpio, digno, honesto. Un rugby de alta competencia pero jugado en forma limpia. Aunque debiera ser para todos así. Sí, quizás no esté nunca en grupo uno. Pero Beromama con esta su historia y con esta pasión por hacer las cosas, aún cuando parezcan totalmente perdidas, es un ejemplo. Hoy quería contárselo. Otro día le paso a contar…otro relato.