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  BAFICI, otro
 

BAFICI

      ¿Qué tal? ¿Cómo le va? ¿Cómo está usted? ¿Vos cómo andás? ¿Bien? Bueno, me alegro mucho. Yo muy bien. “Bueno, pero usted siempre está muy bien:” No, no, no, yo siempre no estoy muy bien. Pero en este caso sí porque les voy a contar una historia muy linda. Antes te pregunto ¿Estás estudiando de vez en cuándo? ¿Abrís el libro y lo hojeás o te ponés a leer? Después de leer le das una segunda leída, con un subrayado. Sería bueno. No es lo mismo leer que estudiar. Una leída puede ser así como para meterse en el tema, sin presiones. Y la segunda para sacarle más material, más jugo a la cosa, a una cifra, algún dato. Bueno, me parece bárbaro.

 

        El otro día le contaba que existía el Espacio INCAA KM 0 GAUMONT. Hay muchos Espacios INCAA en todo el país. Ésta es el primero, el primer Espacio, que abre el juego de muchos espacios. Porque había provincias enteras que no tenían ningún cine ¡Toda una provincia sin un cine! Es una barbaridad y habla muy mal de muchas cosas, pero lo vamos dejar ahí ¿Vamos a la buena noticia? Yo no sé si usted alguna vez fue, pero toda una generación y centenares de personas fueron cientos de veces, pero lleno. Eran fanáticos de un complejo de cines, porque en realidad comienza en un solo cine, después fueron dos, que se llamaron y se llaman Cosmos. Sobre la Avenida Corrientes, cerca de la Avenida Callao, cerca de la Estación Pasteur de la Línea B de subtes. Entre las estaciones Callao y Pasteur de la Línea B de subtes, que une Avenida de los Incas con Leandro N, Alem, en pleno bajo, en pleno centro, con Villa Urquiza, casi. Casi es Urquiza. Va a llegar a Villa Urquiza. Bien., Esos cines son un hito de la cultura argentina. Ahí se vio el mejor cine del mundo. Ahí la Argentina hizo punta y cine que no se veía en Europa se veía acá. Vio cine de Escandinavia que no se veía en Europa. Se veía acá. Vio cine de Europa Oriental que no se veía en Europa Occidental. Se veía acá. Vio cine de Rumania que se veía solamente en Rumania. Se vio acá. Vio cine de Polonia que solamente se veía en Polonia. Se vio acá. Vio cine de Rusia, vio cine de Italia, vio cine de Francia. Un auténtico monumento del cine y de la cultura. Ese lugar está ocupado actualmente y por suerte, porque por lo menos no lo tiraron abajo, por un supermercado chino. No tengo nada ni contra los supermercados no contra los supermercados chinos, pero comparar un supermercado con un cine histórico me parece irrelevante.

 

       Hete aquí entonces que en la Universidad de Buenos Aires, UBA o UNBA, como usted lo quiera llamar, ellos se autodefinen como UBA, la Universidad de Buenos Aires, a través del Centro Cultural Ricardo Rojas, compraron el cine ¡Lo compraron! ¿Para hacer qué? Para hacer cine ¡Y les va a ir muy bien! ¿Por qué? Porque es una marca registrada, porque es un lugar histórico de Buenos Aires, porque es un paseo reconocido, como el Gaumont, o muchos otros. Como el cine Gran Rex o el Ópera. Y recuerde  que además eran cines, no sólo teatros. Eran cines teatros. Como el 25 de mayo, que fundamentalmente los vecinos salvaron en Villa Urquiza. Y es el segundo palacio de ópera de la Argentina. Pelea el segundo lugar cómodo a muchísimos lugares del interior. Bueno, este lugar ha sido preservado, ha sido restaurado, y a través de la Universidad de Buenos Aires vuelve a funcionar. Seguramente (no lo sé en este momento, no quiero faltarle a la verdad) va a ser la sede del BAFICI, el Festival Independiente de la Ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, si va al BAFICI, y puede darse además una vuelta por el Gaumont, cartón lleno ¡Cartón lleno! ¡Una joya! Una auténtica joya que no se perdió, que no fue a la piqueta para poner edificios de 30 pisos, que parece una caja de zapatos parada, porque además algunos arquitectos parece que no saben de paralelepípedos y nada más, y entonces lo restauramos y lo tenemos para nuestro acervo cul-tu ral ¿De quién? De todos ¿Sabés quién es el dueño de eso? Usted ¿Por qué? Porque usted, al pagar los impuestos le da la plata a la Universidad de Buenos Aires, y la Universidad de Buenos Aires lo compró con su plata, por lo tanto, el dueño es usted. Otro día le paso a contar…otro relato.

 
 
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