CÉLULAS MADRE
¿Qué tal? ¿Cómo le va? ¿Cómo está usted? ¿Bien? ¿Vos bien también? Bueno. Me alegro. El tema de hoy es fascinante. Es para biólogos, para interdisciplina, es para el debate. Tiene muchas, pero muchas aristas. Es el de las células madre. Bien. Y hete aquí que la Argentina y Brasil han firmado un convenio para investigar en conjunto las células madre. Este punto es interesantísimo porque vuelve al patrón de origen del Mercosur. El Mercosur, entre otras cosas, buscó el construir cosas en común fundamentalmente entre Argentina y Brasil. Coches, camionetas, camiones livianos, tractores y hasta un avión. Sí. Si quiere le traigo todos los días o el día que quiera todos los datos. No se haga ningún problema. Si no, si ama tanto internet, búsquelo y se va a y se va a divertir. Hay un camión que anduvo mucho por este país que el motor y la transmisión eran argentinas y el chasis brasileño.
Bien, esta posibilidad de trabajo entre el Ministerio de Ciencia y Técnica e Innovación Tecnológica en la Argentina y su par brasileño dan un futuro extraordinario. Por otro lado un debate ético, una familia por un lado dice “estas células madre que están en un banco yo no permito que se den a otra persona”. Un debate ético muy profundo. “Son para mi hija, mi hija no está enferma de nada, pero son para mi hija “¿Son de mi hija? ¿Son para mi hija?" Otro dato. La Argentina acaba de enviar células madre a Japón. Una cosa absolutamente sorprendente. Sobre todo para un país de mediano desarrollo como la Argentina, y creo que en Japón ha provocado una sorpresa de benemérito, de alegría, porque aquel que menos puede da lo que puede. Y da lo que puede en una línea de investigación que tiene muchos años.
Otro dato más para tener en cuenta es que se cree que las células madre sólo se pueden obtener de embriones. Pero cada vez se descubren más maneras de obtener células madre. Ejemplo, de las lipoaspiraciones ¿De qué? De las lipoaspiraciones. Ejemplo ¿Quiere desmayarse? Creo que ya alguna vez lo contamos, de los dientes de leche. Ejemplo, del cordón umbilical. De ahí hasta obtener el Banco Estatal, el Banco del Hospital Garrahan.
Quiero decir entonces que me parece que el debate ético, si se encuentran tantas fuentes de células madre, la idea de que se está trabajando con embriones empieza a titubear. Por eso creo que el tema de las células madres, sin ser algo mágico, puede ser una apertura extraordinaria. Cuando yo pensaba en Japón me acordé de una nenita que cuando yo paseaba por el subte B que une el barrio de Parque Chas con Leandro. N. Alem, en pleno bajo, pleno centro de la Capital Federal, se había quemado la cara, seguramente con aceite hirviendo. La cantidad de operaciones que tenía eran innumerables, y su cara era terrorífica. Si era terrorífica para los otros, qué sería para ella, pobre pequeña niña. Sin caer en un simplismo. La célula madre podría recrear tejido nuevo. Entonces usted se olvida de todas esas operaciones. Usted recrea piel nueva. Estoy simplificando. Pero ya le conté hace mucho tiempo, que hay un laboratorio argentino que se llama Cravelli, lo busca en internet, y ese laboratorio tiene diseñado, patentado y en reserva piel humana. Pero no piel humana en tanto y en cuanto yo hago un trasplante de piel a piel o de animal a piel humana, etcétera. No. Yo “construyo” piel. Laboratorios Cravelli de la Argentina. Amén de eso, tiene 5 vacunas de ingeniería genética para distintos tipos de cáncer. Entre ellos, el cáncer de piel, que es uno de los más virulentos y terribles que existen ¿De qué le estoy hablando entonces? Un inmenso debate ético. Un inmenso debate de solidaridad. Un país como el Brasil, con el cual se puede hacer punta tecnológica. Y para mí un gesto notable y muy inteligente el de la ayuda a Japón desde cosas tan simples como la leche en polvo, donde la Argentina es potencia, a cosas tan complejas como las células madre, en donde un país, tercera potencia económica del mundo, se queda sorprendido porque su viejo amigo, donde tiene una comunidad y una parte del Japón, le vuelve a responder con la mano limpia, sin pedir virtualmente nada a cambio. Ojalá que Japón no lo olvide.